sábado, 8 de mayo de 2010

La aventura de ser docente

Por ensayo y por error, toda nuestra vida está regida por ensayo y error. Solo que al ir acumulando edad y con ella conocimientos, nuestros errores van disminuyendo, pero cada vez que nos enfrentamos a nuevas situaciones, por más viejos que somos nuestra probabilidad de equivocarnos está presente; y en educación, donde es continúo el flujo de estudiantes: generación tras generación, grupo tras grupo. Me proporciona altas dosis de: adrenalina, ansiedad y de error.
La lectura “La aventura de ser maestro”, me recordó mi ansiedad frente a grupo, las noches de vigilia; pero también me vi reflejado en actitudes que ASUMO COMO DOCENTE:
1. NO les ayudo a comprenderse, ni a entender el mundo que les rodea; asumo una actitud de distanciamiento hacia los jóvenes, NO permito comunicación personal de ellos hacia mí, mucho menos de mi hacia ellos.
2. Creo que los alumnos son abusados y sobre todo abusivos, y que NO tienen el menor interés en aprender.
3. Procuro NO reír.
4. Los dos últimos años la he pasado “manteniendo el nivel y trabajando para un reducido grupo de privilegiados”.

La lectura me ha puesto a reflexionar sobre mis actitudes como docente, me cuestiono en lo siguiente:
• ¿Cómo crear la atmosfera de aprendizaje?
• ¿Cómo los obligo a pensar?, a través de la motivación hacia el conocimiento.
Definitivamente, con urgencia debo de reestructurar mi práctica docente, así como, incorporar técnicas pedagógicas. Ya que mi labor debe estar centrada como bien lo define José M. Esteve, ser maestro de humanidad, ponernos al servicio de aprendizaje de los alumnos.
…”esa enorme empresa que es la enseñanza no tiene como fin nuestro lucimiento personal, nosotros estamos allí para transmitir la ciencia y la cultura a las nuevas generaciones, para transmitir los valores y las certezas que la humanidad ha ido recopilando con el paso del tiempo, y advertir a las nuevas generaciones del alcance de nuestros grandes fracasos colectivos”…
En NECESARIO implementar como mi primera arma de enseñanza, el diálogo con los jóvenes, así como incorporar “los códigos y los canales de comunicación”. Todo un reto de aprendizaje y cambio de actitud. Una gran tarea de transformación la que me espera.

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